Estudio en Escarlata
Cuenta la historia del Dr. Watson
y su compañero de piso Sherlock Holmes, el cual es un individuo con hábitos
peculiares que resuelve un caso de asesinato que otros detectives dan por
perdido y lo resuelve mediante pistas que los otros detectives nunca tomarían
en cuenta. Una vez descritos los hábitos de Holmes por parte de Watson que los
encuentra peculiares y extravagantes. Los métodos que Holmes usa son un poco
ortodoxos y deducciones que no serían obvias para muchos, sin embargo, Gregson
le envía una nota a Holmes solicitando su consejo sobre un reciente asesinato
y, de ser posible, una visita al lugar donde se había hallado muerto a Enoch
Drebber, procedente de Cleveland, Ohio, Estados Unidos.
Mientras los renombrados
detectives de Scotland Yard están perdidos en el caso, sin llegar a descubrir
el móvil del delito y la identidad de quien lo perpetró, Sherlock Holmes
precisa tan solo tres días para resolver el enigma y capturar al criminal en su
propia casa, justamente cuando Gregson y Lestrade se encuentran presentes.
Holmes investiga los alrededores de la casa donde se encontró el cadáver, la
escena del crimen, luego saca de su bolsillo una cinta de medir y una lupa. Con
ese breve recorrido y los datos que derivan de sus observaciones, hallazgos y
mediciones, Holmes determina que:
·
Se ha cometido un asesinato
·
El asesino es un hombre
·
Sus características es alto, joven de cara
rubicunda, largas uñas y pies pequeños
·
Calza botas toscas de puntera cuadrada y fuma
cigarros de Trichinopoly
·
Ese hombre arriba a la casa deshabitada con su
víctima en un coche de alquiler
·
La muerte es producida por envenenamiento.
La investigación prosigue. Envía
un telegrama, entrevista al oficial que descubrió el cuerpo, coloca un aviso en
un periódico como señuelo para el probable asesino y encarga a pequeños
vagabundos callejeros que encuentren a un cochero en particular.
Luego llega Gregson con su errada
teoría y posteriormente Lestrade con la suya y con la noticia fresca de la
muerte de su único sospechoso, Joseph Stangerson. Con este nuevo crimen, las
coincidencias empiezan a ser significativas y ayudan en la resolución del
enigma.
Pero esto sólo lo ve Holmes.
Mientras los detectives de Scotland Yard no dejan de referir lo extraordinario
del caso, Sherlock no para de demostrar su equivocación. "Constituye un
error confundir la extrañeza con el misterio. El crimen más común es a menudo
el más misterioso, dado que no presenta rasgos novedosos o especiales que
sirvan para hacer deducciones. Esas peculiaridades, lejos de volver el caso más
difícil, en realidad lo han simplificado", declara Holmes.
Es precisamente en base a esos
detalles la palabra escrita con sangre, los trazos que la caracterizan, la
ceniza hallada en el piso, el anillo que encuentran junto con el cadáver, las
huellas a la entrada de la casa, el olor entre los labios de la víctima, las
pastillas halladas junto al segundo cuerpo, etc. que el detective de Conan
Doyle logra descifrar el misterio.
Así, frente a los desorientados
oficiales, Sherlock Holmes atrapa al criminal: Jefferson Hope. Pero, ¿quién es
este hombre? ¿Cuál es su relación con el occiso? ¿Por qué se producen las dos
muertes? ¿Están relacionadas entre sí? ¿Cómo descubre Sherlock Holmes la verdad
de este episodio tan particular?
Las muertes de un padre y una
hija, sucedidas tiempo atrás, son las desencadenantes de estos crímenes. El
asesino, Hope, decide ser "juez, jurado y verdugo" y castigar, de
este modo, a los culpables.
Estudio en escarlata manifiesta
en cada uno de sus pasos, frente a la sorpresa constante de Watson y a la clara
inoperancia de Gregson y Lestrade, la supremacía de Holmes. Él afirma que la
clave de su sistema reside en su capacidad de razonar hacia atrás, es decir
analíticamente. Este aspecto recuerda al famoso detective de Poe, Dupin; a su
vez, la utilización de la dupla Sherlock Holmes -Watson, también trae a la
memoria a este personaje y a su compañero, que es quien refiere las historias.
Borges señala que Dupin es el
arquetipo, el modelo, y que el tema de dos amigos diferentes entre sí envueltos
en una investigación es un tópico que continúa Conan Doyle en sus relatos. El
modo elegido de narrar esta historia apunta, precisamente, a alimentar la
desorientación del lector y complicar el hallazgo de los vínculos posibles
entre los diversos indicios de cada parte. Sin ningún eslabón faltante, sin
ninguna falla, el pensamiento del detective logra realizar la proeza de
resolver un crimen que, solo gracias a sus habilidades, resulta finalmente casi
perfecto.